El Mundo Lladró
Procesos artesanales únicos
Procesos artesanales únicos
Sin prisas, con el mismo cuidado y la misma pasión que emplearon los antiguos alquimistas, la porcelana Lladró se continúa haciendo a mano en España, en la única fábrica de la compañía en el mundo, situada en Valencia.
Desde la química al modelado, pasando por la talla, el relieve, el grabado, el pintado… un equipo de expertos artistas y diseñadores mantiene vivos oficios y técnicas ancestrales para convertir la porcelana en sueños. Procesos artesanales únicos que se aplican tanto en el Lladró más figurativo como en los productos de iluminación, accesorios para el hogar y joyería.
El llamado “oro blanco” en la dinastía china Tang (618-907 d.C.), está compuesto por agua y minerales como caolín, cuarzo y feldespato, con los que Lladró crea hasta 32 tipos diferentes de porcelana de la más alta calidad para su variada gama de productos.
Proceso creativo: inspiración, técnica y pasión
El nacimiento de una pieza comienza con la idea original del autor. Con sus manos y herramientas tradicionales, el escultor modela, en barro o en plastilina, un boceto basado en su propia inspiración y en un minucioso proceso de documentación que, en el caso de figuras humanas, se apoya en ocasiones en el modelado del natural.
Una vez modelado el boceto, comienza el apasionante desarrollo artístico del modelo original. El equipo técnico debe visualizar y definir los fragmentos en los que se desglosará cada pieza para poder reproducirla posteriormente. Hay creaciones tan complejas que es necesario dividirlas en más de 400 fragmentos.
Esta división inicial permite la primera reproducción de las distintas partes en alabastro. Este es un material resistente sobre el que escultores y ornamentadores, con técnicas artesanales de talla y grabado, pueden perfilar hasta el más mínimo detalle de los rostros de las figuras, los elementos arquitectónicos, la vegetación o la indumentaria.
Estos fragmentos serán la base para que el equipo de matricería cree los moldes matriz, de los que se obtendrán los definitivos que darán vida a cada una de las partes en porcelana. Este estudiado proceso artístico, desde que nace la idea hasta que el modelo está listo para su reproducción, puede durar hasta cinco años en algunas creaciones de la colección de Alta Porcelana.
El reto de la porcelana: Magia, Color y Fuego
Para dar vida a la pieza, sus moldes definitivos se llenan de porcelana líquida que lentamente fragua en su interior. Con sumo cuidado, los artistas extraen las partes de ese mágico puzzle y las recomponen. El uso continuado de los moldes los deteriora, por lo que cada cierto tiempo es necesario volver a crearlos a partir de su matriz.
Otra de los momentos clave en esta fase creativa es la decoración de la pieza. La paleta de Lladró cuenta con más de 4.000 colores diferentes y está siempre en conºtinua evolución, añadiéndose nuevas tonalidades creadas expresamente para algunas piezas.
Gracias a su know how, la marca ofrece una amplia variedad de técnicas decorativas –colores líquidos, esmaltes, lustres…-, así como diferentes texturas y acabados –brillante, mate, satinado…- . Artistas en pintura aplican los colores con pulso preciso, perfilando con delicadeza el más mínimo detalle.
En las piezas que incluyen flores –uno de los elementos icónicos de Lladró-, artistas especializadaselaboran y engarzan los pétalos, uno a uno, convirtiendo cada flor en única e irrepetible.
Prueba de fuego
Y por fin se acerca el momento decisivo: el paso por el horno. Como dicen los artistas, la porcelana está viva y es el horno el que juzga el acierto en el desarrollo de cada creación. En el horno, la pieza es sometida durante un día entero a temperaturas que alcanzan los 1,300ºC (2,500ºF) y los verdaderos colores Lladró salen a la superficie.
Durante el proceso, la pasta de la porcelana pierde el agua y su tamaño se reduce en torno a un 15%. Que esta reducción se produzca de manera proporcional y sin que la pieza sufra ningún desperfecto, es uno de los grandes milagros que se obra en Lladró. En las piezas más complejas se utilizan un sistema de soportes de porcelana que es casi un prodigio de la ingeniería y que sustentan la pieza en zonas difíciles de equilibrar.
En busca de la excelencia
Este complejo y laborioso proceso es el único capaz de asegurar el grado de excelencia que ha hecho mundialmente reconocida la obra Lladró. La búsqueda de la perfección también se extiende al control de calidad. La escultura acabada supera varias pruebas que certifican que cumple los estándares exigidos por la marca.
Esta excelencia también se aplica al embalaje, hecho a medida de las características de cada pieza para asegurar que llega a su destino en perfectas condiciones.