INTRO
Los orígenes de las danzas aztecas nos llevan a México, a la época prehispánica. Comenzaron como danzas rituales de agradecimiento a los dioses y conexión con la tierra. Los bailarines se disponían en grandes círculos y al centro de éstos, donde consideraban que se concentraba la energía, se disponían las ofrendas.
Las danzas aztecas también eran consideradas un ritual de purificación del cuerpo y la mente y se consideraban como un medio para alcanzar un nivel de conciencia superior acerca del origen y destino del hombre.
Estas danzas que forman parte de las tradiciones y el patrimonio cultural de México, siguen realizándose en el entorno de festejos, actos culturales e incluso como una vía de manifestación contemporánea de reconexión con la tierra y sus valores.
PROCESO
Esta obra, elaborada en porcelana mate, ofrece una visión idealizada de las danzas aztecas con una decoración sobria, pero profusamente enriquecida, que ahonda en la solemnidad de estos bailes rituales.
En su conjunto, rodilleras, faldín, tobilleras, pectoral y plumaje se han trabajado con sumo detalle ornamental y con una exuberante decoración con esmaltes y lustres metalizados.
Para la decoración de las plumas se ha desarrollado una amplia gama de tonalidades verdosas y se han introducido soluciones aerográficas con colores de nueva creación. También se ha trabajado expresamente en la decoración de la obsidiana que solían portar en las armas y estandartes, un tipo de roca al que milenariamente se le han atribuido propiedades protectoras que alejan la negatividad.
EL RITMO DE LOS DIOSES
Esta creación, con su compleja elaboración en porcelana dado su tamaño, posición y expresividad gestual, es un exponente del virtuosismo de Lladró, tanto a nivel formal como decorativo. Una obra que transmite la potencia y la energía que se expresan en estas tradicionales danzas.
Esta creación de Alta Porcelana pertenece a una Serie Limitada de 250 unidades.